jueves, 31 de marzo de 2011

Capitulo 14. Una sombra detrás del arbol

Siempre he sido una niña de lo mas estúpida. Desde bien pequeña, en cuestiones que tienen que ver con los demás he sido muy tonta. Porque siempre he sido muy confiada, he ido de buena por la vida, y he recibido palos a mansalva. Nos pasa a muchos si. Aun así, siempre tengo una sonrisa para aquellas personas que he dejado que se acercaran a mi. Pero poco a poco me he ido transformando en la mujer de hielo. Ahora soy fría, vacía y sin sentimientos, al menos a simple vista, y hace falta mucho esfuerzo para lograr llegar a mi en ese plano amoroso. La imperturbable, la que solo da cariño cuando cree que ese cariño es merecido, la que es una borde, hasta que la ves y es la primera en darte un abrazo. Pero a esas segundas partes nadie se queda. Es lógico, yo espanto a la gente y solo esta a mi lado quien yo creo que me hace bien. Aun así no echo la culpa a las personas que me han hecho daño, el ser así es una elección propia, una elección que hice al sufrir tantas veces y al volverme tan vulnerable contra los demás. Se que muchos no lo merecen, pero es una condición , una faceta de mi, de quien quiere estar conmigo o de quien quiere algo de mi, sino se acepta os podéis ir por donde habéis venido, y si realmente merece la pena no os preocupéis que yo soy la primera en dar el brazo a torcer, pero hay que demostrar algo mas que decir dos frases bonitas para conquistar.

Sin embargo, a lo largo de toda la vida he cometido errores en cuanto a elegir a esas personas y he dejado que se acerquen ciertas personas que quizás hubiera sido mejor que no lo hiciera. En su momento ya fue mala idea, hoy en día aun lo es peor, ya que gracias a ciertas frases, palabras, y hechos que han seguido conformando mi relación con ellas, me dio cuenta de lo poco que importan, de que su orgullo siempre esta por encima de todo, de que lo ajeno es mil veces superior a lo que se vivió en su aquel y que cualquier cosa va siempre por delante antes de escucharme una misera frase. Pues bien, yo jamas me he arrepentido de algo de este estilo y no pienso hacerlo ahora, pero si que deberíais saber que aun siendo yo la gilipollas que se queda con un palmo de narices, soy yo la que lo paso mal, ya que vosotros/as habeis seguido mas felices que nadie con vuestros hechos y os ha importado cero arrasar con el espiritu de alguien. Espero que al menos el orgullo es valga para sentiros bien con vosotros/as mismos/as durante toda vuestra vida y yo haré lo que tenia que haber hecho en su dia.

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